
Incluso en las mejores circunstancias, es difícil cuidar a un niño con una enfermedad crónica. Pero es aún más difícil en situaciones de emergencia como COVID-19. Asegurarse de que haya tiempo para el cuidado personal reducirá el estrés y nos ayudará a estar mejor en esta situación. Sin embargo, no hay una respuesta directa sobre cómo manejar el estrés, ya que todos sienten el estrés de una manera diferente. En este cuarto seminario web de WDO, los neuropsicólogos clínicos, el Dr. Jos Hendriksen y la Dra. Molly Colvin, comparten lo que puede hacer para cuidarse y cuidar a sus hijos.
Problemas psicosociales durante el COVID-19
El estrés es una reacción normal a una situación fuera de lo común anómala. COVID-19 es una situación anómala, sin embargo, debemos recordar que este estrés por COVID-19 que estamos experimentando es normal. Como no sabemos cuánto tiempo durará este período de incertidumbre, nuestro estrés continúa sin un punto final claro. Por lo tanto, tendemos a permanecer en una fase de resistencia que puede conducir al agotamiento.
El estrés puede ser físico o cognitivo, influyendo en su concentración o memoria. Puede provocar ira o depresión, influir en su memoria o concentración, o puede provocar dolor de estómago o dolor de cabeza. A veces ni siquiera nos damos cuenta de que estamos bajo un estrés crónico y el costo que tiene en nuestras mentes y cuerpos. El estrés crónico es difícil de observar y puede ser una amenaza silenciosa.
El estrés es una reacción saludable normal a una amenaza
Es importante reconocer sus pensamientos, preocupaciones e incertidumbres, especialmente si no sabe cuánto durará esta situación. Lo más importante es cuidarse primero.
- Cuídate: Hay una regla llamada “Regla de la máscara de oxígeno” que proviene de la aviación. Esto significa que debe ayudarse a sí mismo antes de cuidar a los demás, incluso si es su hijo. Si no te cuidas, es muy probable que no puedas ayudar a los demás.
- Mantenerse en equilibrio: Sé amable contigo mismo y mantente en contacto con tu cuerpo. Esto se conoce como atención plena. Ten presente lo que sucede y conózcalo, haga una pausa y respira. Relajarse leyendo un libro o haciendo deporte es importante para aumentar su capacidad de recuperación. Una alimentación saludable, dormir lo suficiente y respirar son algunos ejemplos de estar bien.
- Toma una pausa cerebral: Practica una higiene multimedia para cuidarse del flujo continuo de información de Coronavirus. Limite las noticias y tenga cuidado con lo que lee y mira. Es útil programar pausas de los medios. Si lee o mira algo y su ritmo cardíaco aumenta, su respiración se vuelve más superficial o su mente comienza a acelerarse, son indicadores para parar y descansar.
Practica el autocuidado
El segundo mensaje es mantenerse en equilibrio, hacer pausas cerebrales y también que tu hijo haga una pausa cerebral y aplique reglas de higiene multimedia.
- No preocuparse en exceso: Si tu o tu hijo empiezan a preocuparse por todo, esto se llama una cadena de preocupaciones. Por ejemplo: tiene dolor de cabeza y piensa que podría ser el coronavirus. Luego continúas y piensas en contagiar a otros. Esta cadena de pensamientos o imágenes se llama la cadena de preocupación, donde cosas sin importancia pueden aumentar la preocupación. Puedes gastar mucha energía en esto.
- Gasta tu energía en aquello que puedes controlar: Para ayudar a controlar el estrés de los padres e hijos, puede ilustrar los círculos de influencia, descritos por primera vez por Covey. El círculo pequeño interno es el círculo de control, el segundo círculo externo es de incertidumbre. Cuando te preocupas, buscas control sobre las cosas en las que puedes influir, y no debes preocuparte demasiado por las cosas que no puedes controlar. Las cosas que no puedes controlar son sobre otros que se mantienen a distancia, ya sea que se te permita ir a la escuela o al trabajo. Es más importante gastar energía en lo que puede controlar: si ves las noticias, si te lavas las manos y si ayudará a las personas y cómo lo hará. Ayudar a las personas nos da un sentimiento positivo sobre las cosas que podemos controlar. Podemos asegurarnos de tener nuestros medicamentos, información de contacto de nuestra farmacia o un horario para visitas virtuales o terapias.
Céntrate en las cosas que puedes controlar
No pierdas el tiempo en cosas que no puedes controlar y concéntrate en las cosas que puedes controlar. La Organización Mundial de la Salud proporcionó información sobre primeros auxilios psicológicos. Se trata de dos cosas: encontrar apoyo y encontrar a alguien a quien apoyar.
- Encuentra apoyo y mantente conectado
Apoyarse en nuestro grupo de amigos y dar soporte es muy recomendable. Además, la comunicación es esencial, ya que te ayuda a hablar sobre tus necesidades y preocupaciones y te ayuda a identificar recursos. Mantente conectado con familiares, amigos y compañeros.
Mantente conectado y comunicate
Programa tiempo para comunicarte con la familia y amigos que no están en su casa, por teléfono o plataformas web. Elija un momento para conectarse con ellos durante estos períodos de aislamiento, para sentir que todavía estás conectado al mundo en general.
- Céntrate en cosas positivas
Durante esas comunicaciones, trate de concentrarse en cosas que le brinden placer y que sean agradables. Jugar juegos, hablar sobre películas o libros que has leído en lugar de lo que sucede alrededor de COVID. Habla sobre tus experiencias, y cosas agradable, esto ayudará a centrarnos aquí y ahora, en lugar de cambiar al círculo de cosas que no se puede controlar. - Haz una rutina
También es importante mantener las rutinas y cumplirlas estrictamente. Piensa en cómo vas a dividir el día en horarios: comidas regulares, realizar actividad física, como caminar. Si puede salir al aire libre o pasar tiempo juntos cantando o jugando. Eso le dará a tu hijo la sensación de que hay control en su entorno. Esto le ayuda a pasar el tiempo, ya que los niños no tienen la misma sensación de tiempo que los adultos. - Discutir hechos
Sabemos que corona es en latín corona, y puedes discutir por qué es una corona. Luego se convierte en algo tangible y un poco más controlable. Otro hecho es que no hay muchos niños que lo contraen, y en aquellos que lo contraen tiende a ser muy leve. Tu hijo no debe olvidar que hay muchos ayudantes que trabajan para protegerlo, y no es su trabajo preocuparse por esto. Permitamos que la preocupación recaiga en los adultos que se preocupan y aman, ya que su círculo de control es más pequeño que el nuestro. - Practica la escucha activa
La escucha activa ayuda a descubrir cuáles son las preocupaciones de tu hijo. Si un niño te pregunta qué sucede si enferma, no responda, trate de escuchar sus preocupaciones. Permite que el niño responda completamente la pregunta. Pregúntate «Suena preocupado por esto, ¿Qué ha escuchado?». - No promuevas la ansiedad
Protege a tu hijo de los sentimientos de ansiedad y no promoverlo. Es importante establecer límites y ser muy estrictos en esto. Por ejemplo: se recomienda lavarse las manos, pero debe limitarse a 20 segundos y no un segundo más. Es importante practicar el distanciamiento social, pero no aislarse por completo. La tranquilidad puede aliviar la ansiedad, pero puede convertirse en un mecanismo primario para tratar la ansiedad en el futuro, y algunas personas pueden volverse dependientes de ella.